Las revoluciones sociales y políticas son para la historia como la fase de enamoramiento, lo pasional, en una pareja. Por alguna razón esa etapa tan linda tiende con el tiempo a desandar camino y se convierte luego en algo más reposado o, en el peor de los casos, en un acontecimiento triste y desechable. En esto pensaba leyendo las noticias que llegan desde Túnez y Egipto. Algo parece indicar que esas hermosas revoluciones populares -como en su momento lo fueron la de Rusia, Nicaragua o Cuba- fueron traicionadas, al menos en estos casos, demasiado rápido. Dura represión militar en Egipto. Injusticia social en Túnez. Es como si un cierto veneno empezara a emanar de lo que hasta ayer fue aroma de flores. ¿Por qué pasa esto en la historia colectiva y aún en la más íntima y personal? ¿Por qué duran tan poco el orgasmo, las revoluciones y la felicidad?
L.
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