Sostener la vida se parece a sostener, en yoga, una postura especialmente difícil y dolorosa. Lo que no se soporta es mantener, en tiempo y espacio, una situación conflictiva que implique tensión. Esa tensión no resulta tan atractiva como el derrumbe total y completo. Hasta se la ve como una medianía pobre y poco interesante. Carece incluso del divino encanto que presenta siempre lo absoluto. Pero el desafío no está en la debacle o las ruinas, sino, justamente, en el punto intermedio, en la mezcla, en lo que es y no es al mismo tiempo. El desafío está en aprender a soportar, en tiempo y espacio, una situación tensa, difícil y conflictiva. La vida se resuelve en ese campo limitado e insufriblemente cotidiano.
L.
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