Después de la fiesta... qué raro todo. La ciudad en silencio casi total. Algunos petardos insisten a lo lejos como si recordaran. Pero es inútil. Todo acabó. Todo. Como suele pasar después del orgasmo. Los cuerpos se recluyen en una mezcla de muerte y éxtasis vital. Anoche fue la gran exaltación de los sentidos. Los autos con la música a todo volumen. La velocidad intensa. La sensación de haber llegado muy alto. Pero después de la fiesta qué raro todo. La felicidad, lo hemos sentido tantas veces, nunca hizo feliz a nadie.
L.
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