Tiempos de barbarie, pobreza y dispersión. El puente se ha cortado. Se ha cortado para siempre. Y el río tan ancho y generoso. Habrá que aprender a nadar en aguas peligrosas. Habrá que moverse eludiendo el veneno de los extraños deportistas. El puente ha caído. Ha caído para siempre. Y la otra orilla queda tan lejos que dan ganas de quedarse en casa durmiendo o mirando TV. Tiempos de pobreza, barbarie y dispersión. Ya no hay puente. No hay puente ni habrá.
A seguir nadando entonces rumbo a la tercera orilla del río.
L.
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