En los ambientes psicoanalíticos porteños se comenta el caso de un paciente grave cuyo síntoma principal consistía en carecer por completo de vergüenza. El hombre cagaba y orinaba en la calle cada vez que lo deseaba. A veces, incluso, se masturbaba en público sin pudor alguno. Sometido por propia voluntad a tratamiento analítico el paciente le encontró al vuelta a la cuestión. Hoy trabaja como analista de sistemas y se "curó", si puede decirse que alguien se cura por completo de algo, construyéndose una vergüenza artificial. Se curó, para decirlo de otro modo, armando dentro suyo el nuevo personaje que le faltaba para transcurrir mejor por la vida.
L.
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