sábado, 17 de diciembre de 2011

Un año de mierda


Dos alumnas de periodismo coincidieron, cada una por su lado, en decirme que, para ellas, éste fue un año de mierda. Después me enteré que se trata de un lugar común, una frase hecha por un montón de personas que hablan como hablan todos. Un año de mierda. No voy a juzgar los lugares comunes. Ya lo hice varias veces en este blog. Las convenciones del lenguaje no sirven, simplifican, no explican nada, generalizan, aplanan la vida. Sí voy a decir que, sabiendo eso, no conviene ponerle nombre a los años, a los meses, a los días, a las relaciones, a la vida. No hay años de mierda sino apenas años. Por peor que sean las circunstancias -diría Borges- no pasa un día sin que estemos al menos un instante en el paraíso. Creo en eso más que en las frases. Creo en el instante imprevisto que de pronto ilumina un año por más difícil que haya sido. Mejor vivir sin calificaciones que engloban todo y no aclaran nada. Y si alguien está leyendo  y piensa, no obstante, que éste fue un año de mierda para él o ella, en fin, que no desespere y espere grandes cambios en el último minuto. Atentos. Faltan casi dos semanas aún.
L.

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