Una consigna habitual en los talleres de teatro consiste en preguntarle al alumno qué quiere exactamente del otro cuando está en el escenario. ¿Amor? ¿Dinero? ¿Contención? Eso ocurre sobre todo cuando un ejercicio de improvisación, por la razón que sea, no funciona bien. Entonces el maestro saca de la galera la consigna. ¿Qué querés obtener de tu compañero o compañera de escena? En teatro, como en la vida, importa más eso que ponerse a lanzar hipótesis sobre lo que el otro quiere de uno. Se trata de invertir la ecuación. Generalmente la consigna da resultado y, lo que empezó como un acto improvisado, termina siendo la obra realizada.
L.
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