miércoles, 6 de junio de 2012

La cuerda



Parece a veces que tuviéramos un montón de problemas sin resolver. Son tantos que no sabemos por dónde empezar a poner orden. Si por ejemplo tenemos una vocación marcada por alguna cosa suponemos que solo encarando por ahí, por la puerta grande, alcanzaremos la anhelada meta. Pero no siempre es así. Lo que importa es ponerse en movimiento y entrarle a la vida, si hace falta, por la puerta de servicio, es decir, por un lugar despegado de lo que se supone es o sería lo central, la clave, la vía correcta, etcétera. Sin embargo, dado que la vida de todos nosotros se concentra prácticamente en una única cuerda, bueno, el más mínimo contacto que hagamos la hará vibrar de punta a punta. Sin querer llegaremos a la música por un camino inesperado, lejano, incluso absurdo. En la vida hay una única cuerda. Si logramos arrancarle un sonido, así sea en un extremo opaco, toda ella temblará sin que haga falta siquiera el arco de un violín. Y una nota, la principal, la única, habrá sonado al fin.
L.

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