Uno se enamora del que ya conoce y reconoce. En el momento no lo sabe. Cree que el otro es un país desconocido, algo nuevo, un verdadero hallazgo. Pero no. Uno se enamora de algo entrevisto en el pasado, conocido ya hasta en sus mínimos detalles, cierto silencio, algunos gestos con las manos, una forma de hacer el amor que asombra por lo habitual, lo de siempre, lo de todos los días. Uno se enamora de algún rasgo amado ya en el pasado. En el momento no lo sabe. Pero hay un recuerdo que nos lleva de la mano al nuevo amor que, en realidad, es tan viejo como la lluvia, el tiempo, el dolor.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario