sábado, 14 de junio de 2014

Demasiado saber


Mis vecinos, mis alumnos, mis amigos, mis hijos, mis novias, los periodistas y hasta mis ex novias padecen en conjunto de una dolencia que consiste en un saber indiscutible, total y aplastante por donde se lo vea. Todos saben todo sobre todo. Lo más asombroso es que el supuesto saber no se basa en conocimiento o estudio previo alguno sino en lo que Aldous Huxley llamaba, con razón, pensamiento condicionado, pensamiento común, prejuicios instalados. Las opiniones surgen de la pura y ciega intuición, del miedo primitivo, de hablar y pensar como lo hace todo el mundo, y, también, de adoptar la mirada de los medios de incomunicación masiva y dominante. No se observa la menor reflexión ni el más mínimo indicio de razonamiento crítico. Casi nadie se toma un tiempo para meditar unos instantes acerca de lo que ocurre en cada lugar. Todos saben de qué está hecha la vida, quiénes son los malos, quiénes son los buenos, quién ganará el mundial de fútbol, quiénes perderán y por qué. Tan hermoso que sería escuchar a alguien decir no sé, no me consta, lo voy a pensar. Tan bella la duda. Tan bella como la verdad.
L.  

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