miércoles, 11 de junio de 2014

Desde Bogotá

Y entonces dije en voz alta la frase que tanto dolía en silencio. Tengo miedo a que dejes de quererme. Tengo miedo a dejar de quererte. No sentí angustia por el descubrimiento. Sentí pena por haber pensado así. Y entonces lloré. Pero entre lágrimas las cosas se fueron aclarando. Pensé que antes, cuando había un antes, nuestro vinculo era pleno, o, para decirlo de otro modo, lleno y profundo como un lago de montaña. Con el paso del tiempo el espacio se ha ido vaciando. Y entonces tuve miedo del agua que corre y del abismo que se agranda. Me he dado cuenta luego de que bajo ese lago hay una ciudad oculta, compleja, vital. Y es justamente ahí, en ese micromundo sumergido, donde quiero vivir contigo para siempre. 
A.

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