Viendo partidos del mundial se entiende un poco mejor la feliz expresión que alguna vez definió al fútbol como dinámica de lo impensado. Es cierto que algunas formaciones responden a las expectativas creadas. Pero también aparecen equipos que no figuraban en los planes de nadie, agrupaciones humildes y sin historia que derrotan de pronto a los campeones indiscutidos. ¿Por qué? Gracias quizás a la dinámica de lo impensado. Todos los análisis previos caen ante el avance de un jugador sin experiencia pero dotado de piernas veloces, intuición y sentido de la oportunidad. En ocasiones la pelota se mueve como una micropartícula de la física cuántica. Las olas de la tribuna se llenan de espuma y los goles del vacío aparecen como flores en un páramo helado. Qué lindo. El mundo a favor de los eternos perdedores. El fútbol, como el arte, dando sorpresas y poniendo todo cabeza para arriba. El sabio no tiene ideas, pero, cuidado, puede tenerlas en cualquier momento.
L.
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