martes, 3 de junio de 2014

El hombre alado

Pienso a veces en Gustavo Cerati convertido ahora en vegetal o menos que eso. Cerati antes y después de la gloria, Cerati de gira interminable y sin tregua, el hombre alado en un cielo sin alas, el elegido que avanza contra el viento de una ciudad susceptible y furiosa, el que derramaba luz por los caminos del reino como si se tratara de besos, huracanes o espuma de cerveza. Pienso a veces que todo el ruido del tiempo no alcanzaría para despertarlo o al menos sacarlo un instante de su estado larval, devolverlo al mundo junto con la música de ángeles y demonios. Y no me olvido que pensar en Cerati es también pensar en mí y en todos nosotros.
L.

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