martes, 10 de junio de 2014

En la playa


La playa estaba desierta entonces. Vacía de gente pero llena de viento, de olas bajas, de arena que dolía un poco. Día nublado, verano aún, barcos esperando en fila para entrar al puerto. El puerto. La playa. El desierto. Olas muriendo como abejas en la costa. Yo estaba parado y miraba el mar cuando sentí que algo me abrazaba con firmeza desde atrás y cubría mis ojos con las manos. No tardé en entender que un cuerpo de mujer se adhería al mío con sus formas ostensibles. Podía sentirlo sobre todo en la espalda cubierta de arena húmeda. ¿Quién soy?, dijo una voz que venía desde lejos. ¿Quién soy?, insistió. No dije nada. No quería que el instante se desvaneciera tan pronto como las olas bajas, el viento, la playa y todo lo demás. Tampoco deseaba nada parecido a la eternidad. Dije entonces la palabra mágica. Las manos se retiraron lentamente de los ojos y los barcos entraron, por fin, al puerto iluminado.
L.  

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