jueves, 11 de septiembre de 2014
Amor acabado
Vuelvo a la menuda figura de Lara en el bosque del fin del mundo. La veo soltándose el pelo en un monte cubierto de hojas de fieltro. Sus piernas tan delgadas y blancas en los muslos. Hay troncos recién talados al pie del santuario. Y la callada amenaza de un sol antes de hundirse en el abismo. Ella alcanza una rama y la libera de espinas. Un vendaval de flores la protege del mundo. La marcha se desvía. Tal vez haya una cima, un sendero de tablas partidas por los carros, el largo aullido de un lobo agonizante. No voy a llorar por un amor acabado, dice Lara en la partida. Y se aleja veloz de todas las orillas.
L.
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