lunes, 4 de julio de 2011

Entre los muros


El aula ya es un límite. Cuatro paredes y un techo. Eso por empezar. Después la asimetría de un maestro y sus alumnos. El supuesto dueño del saber. Los que supuestamente carecen de él. También el maestro es un límite. Representa a una generación derrotada. Y los alumnos que traen el viento de la puta calle. Celulares encendidos. La calle marca también una frontera. Entre los muros. Entre los nudos. De pronto como hoy, recién, tener que mandar alumnos a diciembre, es decir, levantar una nueva pared. De pronto, como hoy, tener que soportar portazos, enojos, denuncias de alguno de ellos al rectorado. Permanecer en calma pese a todo. Sostener la pared recién alzada. Sostenerla con una sola mano antes de caer. La sensación de no haber sido escuchado. La convicción de no haber encontrado las palabras justas. El aula es un límite. La vida lo es. Avanzar pese a todo. Sostener una idea por absurda que resulte. El maestro ordena a sus alumnos ingresar a un bosque cuya salida el propio maestro ignora. Recodar el bosque. Recordarlo hasta el fin.
L.

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