domingo, 3 de julio de 2011
Sexta conclusión
Estar metidos todo el tiempo adentro de nosotros mismos es tan cómodo como riesgoso. Los bebés lo saben. Pero no sólo ellos. En ese micromundo parecido al útero no hay peligros ni presiones ni demandas. ¿Pero cuánto tiempo es posible quedarse ahí? Está ese viejo chiste de Woody Allen donde dice que él jamás se inscribiría a un club que lo tenga como socio. La mismidad es tan perfecta que a veces nos termina ahogando. En algún momento hay que abandonar el barco perfecto para conocer otros cuerpos, otras voces, otros ámbitos. De pronto entendemos que hay un mundo nuevo, distinto, por afuera de nosotros. Y que sólo saliendo del pesadísimo yo podremos en verdad conocernos, respirar, aliviarnos. El autoerotismo es una gran cosa. Pero no alcanza y por eso amamos.
L.
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