Mucha gente se ilusiona con la posibilidad de vivir sin flictos. Los flictos son unos animalitos rosados, alargados, con forma de iguana, orejas de gato y trompa de elefante. No son grandes pero su tamaño alcanza para meternos en líos. Podría decirse, aún así, que en algún punto los necesitamos. No hay vida sin ellos. Y cuando no hay flictos hasta los extrañamos. ¿En dónde se habrán metido? Es entonces cuando entendemos la importancia de vivir con flictos. Y a partir de esa comprensión o descubrimiento casi todo se normaliza.
L.
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