Cuando veo que se venden ya las agendas del año 2013. Cuando las vidrieras y los mercados y las calles empiezan a llenarse de patéticas guardas con luces, arbolitos y papánoeles. Cuando escucho palabras como fiestas, vacaciones, distracciones y diez mil etcéteras...tomo conciencia una vez más de que el tiempo es veloz y es implacable. No lo vimos pasar cuando pasó. Por alguna razón nos creemos eternos pero, por si acaso, vamos eligiendo con rara anticipación la agenda 2013. Nos dejamos llevar por una certeza estúpida pero no por eso menos estimulante. Hasta fin de año queda un mes aún, y, quién sabe, pueden producirse enormes cambios en el último minuto.
L.
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