En tiempos remotos ella decía que hay que salvar al viento. Ahora piensa distinto. Ahora dice que quiere salvarse del viento. Hay un viento atroz, insiste sin que nadie la escuche. Un viento que consume hasta los deseos. ¿Habrá un presagio oscuro en ese viento? Ella pide ayuda en el desierto. Y dice. ¿Nadie puede hacer algo para que el viento se calme? ¿Acaso no entienden los árboles que así no hay manera? Lo difícil es aceptar la vida, dice ella mientras riega las plantas del patio. Antes de irse escribe algo en una pared. Y dice.
El único remedio contra la locura es la inocencia de los hechos.
L.
No hay comentarios:
Publicar un comentario