Un signo de lluvia entre los pechos. Un sol derramado tan atrás. Dos lunas de esmeralda en las orejas. De pronto silencio. De pronto sal. Ella viene del mar y con la mano se tapa la boca. Ríe y dibuja una gaviota. Me cuenta que ha soñado, que ha subido a un velero, que un hombre la dejó y otro está lejos. Hay una mujer que no quiere o no sabe o no puede. Pero avanza contra el viento en la ciudad.
Cuando me abraza ya es tarde para todo.
Cuando me abraza ya es tarde para todo.
L.
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