No sé cómo surgió esta mañana, en un taller literario a mi cargo, un debate acerca de la memoria imposible. Empezó una rubia diciendo que no existen los momentos inolvidables. Dijo que todo, incluso aquello, será olvidado sin remedio. Pregunté entonces a cada uno si podía ubicar un momento vivido como absolutamente inolvidable. En la charla pasaron accidentes, culpas, secretos inconfesables, miedos, caballos, abrazos que ya no son. Luego un silencio pesado se expandió en el lugar. ¿Será que lo inolvidable, a la larga, será también olvidable? Con esa pregunta en el morral cada uno se fue yendo hasta que me quedé solo, como siempre, en el aula sola, pensando una vez más en el olvido que seremos.
L.
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