Así se titula un intenso relato del estadounidense Raymond Carver (1939-1988). Si me necesitas, llámame. O, como se lee en otras traducciones, llámame si me necesitas que es igual. Es la historia de una pareja que ha perdido la magia del amor inicial (cada uno, además, tiene ya amantes de ocasión) y decide alquilar una casa en la playa por algunos días, en completa soledad, para ver si los dos pueden volver a empezar sobre bases nuevas. Hombre y mujer hacen todo lo posible para recrear el enamoramiento que alguna vez los unió. Pero el intento fracasa. Sobre el final del cuento ocurre un hecho si se quiere banal y fuera de programa. En plena noche el jardín de la casa de verano se puebla de caballos. Afuera hay niebla y es difícil adivinar de dónde salieron los animales. La escena es clásica en la narrativa breve de Carver. Caballos en la niebla como señal indefinida de lo extraño e imprevisto que aparece, de un modo u otro, en la vida de todos nosotros. Poco importa lo que pasa después pero la situación planteada conmueve y mucho. Después de leer quedan sólo preguntas en el aire. ¿Se puede recomponer una relación que está a punto de desarticularse por completo? ¿Es posible hacer algo con los caballos que invaden el jardín hasta acabar con él?
L.
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