viernes, 30 de noviembre de 2012

Benditas heridas

Existir es estar dispuestos no sólo a vivir momentos felices sino también desgraciados. No sólo a disfrutar de grandes pasiones sino también a padecer todo tipo de desgracias. No sólo a protagonizar lindas caminatas junto al mar sino, también, a exponerse y recibir en el cuerpo y el alma heridas profundas. Heridas de amor, heridas de guerra, heridas por el simple hecho de habernos atrevido a abrir la boca y hablar cuando era y es necesario. Hablar, actuar, resistir. Se trata, en cualquier caso, de heridas que vale la pena recibir. Benditas heridas sin las cuales la vida no sería vida sino apenas un simulacro de esos que no nos dejan nada, ni siquiera una herida.
L. 

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