Los cazadores hallaron por fin a su presa. La hallaron en su condición más vulnerable. La vieron de lejos arañada por los depredadores naturales. Malherida. Renga en una de sus delgadas patas. Así estaba. Los cazadores se colocaron en círculo, como soldados entrenados, y apuntaron sus rifles directamente al corazón. Lejos de ahí seis o siete pájaros azules se posaron en las ramas de un roble milenario. Se oyó de pronto un estampido profundo y certero. Las aves alzaron vuelo con rumbo desconocido. Fin de la historia.
L.
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