Huye el tiempo como un ciervo herido. Huyen los días como gacelas tan bellas. Los días, las noches, las aguas del viento. Animales del aire en movimiento. Las horas y las olas se deshacen. Huyen los instantes como perros en fuga. Vuelan hambrientos y solos. Ruedan por el suelo y se lamen con gusto. Desaparecen todos en la tensa curva del tiempo. Los ciervos, las gacelas, los gatos del cielo.
L.
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