El pensamiento occidental se caracteriza por su tendencia a oponer una cosa a la otra, a instalar un miedo patológico al mundo exterior, a enfrentar de manera tajante los dos términos de cualquier cosa. El pensamiento oriental, en cambio, no ha padecido ese horror a lo otro. El mundo occidental es el de esto o aquello mientras que el mundo oriental propone esto y aquello, o, mejor, esto es aquello. Ya en el más antiguo Upanishad se afirma sin reticencias el principio de identidad de los contrarios. Tú eres mujer. Tú eres hombre. Tú eres el muchacho y también la doncella. Tú, como un viejo, te apoyas en un bastón. Tú eres el pájaro azul oscuro y el verde de ojos rojos. Tú eres las estaciones y los mares. Estas afirmaciones se resumen en la célebre fórmula oriental de identificación: tú eres aquello.
L.
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