Leo en un supuesto manual de escritura literaria un método infalible para escribir una novela erótica. Uno de los puntos consiste en incluir personajes siempre dispuestos a realizar el acto sexual con quien sea y en cualquier circunstancia. Otra clave es implantar en una parte del relato alguna prohibición a fin de que sea transgredida en otro lugar de la narración. Se supone que esto excitará especialmente a las lectoras. En un tono pretendidamente irónico el manual sugiere que la extensión ideal de la novela es de 69 poses y 151 páginas. Por último el recetario aconseja incluir en la prosa un pasaje fuerte y descriptivo a fin de que la imaginación descanse. Qué absurdo. Los autores del manual no escucharon a tiempo una advertencia de Cortázar sobre el tema. Ahí el autor de La señorita Cora propone a los cultores del género desplegar sobre todo el lado más lúdico del sexo considerado en cualquiera de sus formas. Y que el erotismo, además, surja naturalmente, por necesidad y jamás por intención.
L.
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