miércoles, 10 de septiembre de 2014
Pura vida
El mundo real, la vida real, los días reales, tocables, materiales. Todo eso existe para ser vivido, experimentado, bebido, olido, mordido y masticado. Nada de eso está para ser escrito, pintado, teatralizado, poetizado o bailado. El mundo existente debe ser sentido a fondo y con la mayor entrega. El amor debe ser atravesado hasta el fin. El odio debe expresarse con su mayor potencia. Las pasiones son para vivirlas. Se escribe -se hace arte- con lo que queda y lo que falta. Con la culpa y los sueños. Con el asombro pero sobre todo con extremo cuidado en la forma. Y si un autor escribe bien sobre algo que vivió es porque ya lo ha pulido el tiempo, porque ya no significa para él lo que significó en su momento original y muchas veces, como se ha comprobado, el artista debe mentir para que su obra resulte verdadera y profunda. La realidad contada tal como es, a la manera de un espejo o una copia, no tiene sentido.
L.
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