miércoles, 7 de diciembre de 2011

Desnudos por la vida


El verano es una de las peores invenciones humanas. El calor aplasta, calienta y desalienta. Qué lindo es el otoño, el invierno y no este infierno. Ganas, claro, de quitarme la ropa y andar desnudo por la vida como un caballo o un pez. Un pez mejor todavía. Lejos del humo y el consumo de las fiestas, desnudo y libre en el fondo del mar, o en un punto medio, pero en el mar, cuidándome apenas del pez grande que come al chico y de los hombres que, además de inventar malditos veranos, fabrican redes, anzuelos y otras máquinas de muerte y satisfacción inmediata. Mientras esté a salvo el pez está sin ropa, sin tropas, y, por encima de todo, muy feliz.
L.

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