jueves, 1 de noviembre de 2012

No hay más

Esta mañana apretaba con energía inusitada el tubo de la pasta dentífrica. No me dejo ganar fácilmente por la evidencia. Si mis dedos no alcanzan busco una pinza y aprieto y aprieto con todas mis fuerzas. Así consigo que salga algo más. Siempre un poco más de pasta dentífrica. Pero llega un momento, difícil de prever con precisión, en que la pasta se acaba de verdad. No hay más. Algo parecido me pasa con las velas, con las pilas, con el amor. De pronto se acaba la energía y se corta la luz en la casa y en el mundo. No digo que sea malo vivir sin luz. Lo malo es no darse cuenta.
L.

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