miércoles, 20 de febrero de 2013

Con ropa interior

El poeta de verdad se siente desnudo en un mundo poblado de gente vestida. El que de veras es poeta nada tiene que ocultar pero todo sigue para él oculto. Al poeta que en serio lo es no le interesa la poesía sino la vida. Está desesperado. No quiere ver a nadie. No desea leer poemas. Al contrario. Desearía prenderle fuego a todos menos a uno cuyo nombre no revela. El poeta de verdad se siente desnudo en un mundo poblado de gente vestida. Usa, como todos, ropa interior. Pero eso tan mínimo y leve lo asfixia y hasta le quita las ganas de seguir vistiéndose como ordena la ley.
L. 

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