jueves, 21 de febrero de 2013

Menos es más


Está esa idea boba, pero tan repetida y alabada que dan náuseas, según la cual la vida consiste o consistiría en sumar. ¿Sumar qué? Ni idea. Supongo que serán títulos universitarios, experiencias sexuales y académicas, amigos, mascotas, billetes, autos, casas, ropa nueva y viajes en avión. Es el famoso plan de la acumulación como virtud o meta excluyente. Voy a proponer, para variar en este espacio, todo lo contrario, es decir, la vida y la obra como una restas implacables. Escribir, por dar un ejemplo, es un oficio que se realza mediante la resta, es decir, al dejar atrás el mundo de la apariencia para pasar al mundo de la esencia. Y de ahí en menos. El acto de amar se potencia en el abandono de la retórica, los gestos repetidos, la falsedad elevada a su máxima versión, para conseguir en cambio que los amantes se digan, al menos un día en el año, una verdad por más parcial que sea. Menos fotos, menos papeles inútiles, menos palabras a la hora de los actos, y, en suma, la resta implacable y limpia.
L.

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