sábado, 16 de febrero de 2013

La ducha


Bajan las gotas de la ducha reciente por mi espalda. Bajan también por los azulejos grises. Caen lentas las gotas en el cuarto de baño envuelto por una nube de vapor o cansancio. Quiero decírtelo dulcemente. Hay un eterno infierno amortiguado por la fugacidad del instante. Las gotas se deslizan y desaparecen y se extinguen en el aire como todo. Han tocado el cabello, la espalda, las nalgas, los muslos, el escote multiplicado entre los dedos de los pies. Las gotas han besado redes y paredes. Han muerto ya. Se cierra por fin la canilla del mundo. Se va el vapor y se pierde en un lejano punto del espacio. El cuerpo queda por fin desnudo de ropas y de gotas y de nubes. Quiero decírtelo dulcemente. No entiendo nada de esta vida.
L

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