jueves, 14 de febrero de 2013

Elogio de la continuidad


Me dice una amiga que la persistencia en los trabajos, en los amores o los estudios no es una de sus virtudes más características. Qué lástima, pensé. Una verdadera lástima. Cuánta gente dotada de todo tipo de talentos y ocurrencias felices se queda dando vueltas a la manera de los remolinos de agua, esos que chupan y llevan hacia abajo. ¿Por qué? Por la simple imposibilidad de sostener eso poco o mucho que encaran. Continuidad en el ocio, continuidad en los vínculos, continuidad en sí misma. El peligro mayor proviene de la fragmentación, la interrupción y la inconstancia. Vivir es desviarse, decía Kafka. Y tenía razón. Pero para desviarse hace falta un camino desde el cual se pueda alentar el desvío. Fidelidad al camino. Continuidad.
L.

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