miércoles, 12 de febrero de 2014

Buenos y malos


La idea de que en el mundo hay gente mala lleva automáticamente a la idea de que en el mundo hay gente buena. Reunidas ambas hipótesis podría concluirse que el planeta está poblado por gente mala de la que habría que alejarse y por gente buena a la que habría que acercarse. Desechar el esquema recién postulado podría inclinarnos a suponer con buenas razones que nadie es bueno o malo totalmente. Y que, en todo caso, si hay gente especialmente cruel eso se debe más a una cuestión de intereses que a otra cosa. También podría decirse que los malos pueden actuar porque los buenos, si es que existen, no sólo los toleran sino que en un punto los admiran y hasta quisieran ser como ellos. La situación así planteada empieza a complicarse. La idea de que el monstruo está adentro no es especialmente simpática para los bien pensantes. Quizás si cada uno de nosotros combatiera a lo que podríamos llamar fascismo interior, racismo interior, egoísmo y sadismo como sistemas de vida, en fin, la vida sería tal vez un poco mejor de lo que es.
L.

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