De un amor, si fue amor, no queda nada. Inútil escuchar viejas canciones (nuestro tema), recordar bares donde se dijeron cosas ya olvidadas, besos, viajes, puentes de frágiles cañas. Todo va decantando y se evapora. Primero se borra un nombre, después el otro, luego desaparece hasta la corteza del árbol donde un corazón fue dibujado. Y hasta el árbol cae. La línea se reduce a un punto. Y el estampido inicial, como las estrellas muertas, traga su propia luz. Porque de un amor, si fue amor, no queda nada.
L.
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