viernes, 28 de febrero de 2014

Mirar con inocencia

Mirar con inocencia es fundamental pero no resulta nada fácil. Para un niño tal vez sea posible porque está en su naturaleza. Para el adulto requiere de un esfuerzo de vaciamiento que pocos están dispuestos a hacer. ¿Vaciamiento de qué? De todo los que nos metieron en la cabeza desde siempre los malos maestros, la familia, la televisión, los diarios, las revistas, los libros sin encanto, la mentira publicitaria. Mirar con la inocencia de una abeja o una planta es, en conclusión, una aspiración válida pero inalcanzable como totalidad. Aún así. Un poco al menos. Mirar a ojo desnudo y sin ideas previas. Al menos un poco de pureza. Es buena base para empezar.
L.

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