domingo, 16 de febrero de 2014

Decir para no decir

Con frecuencia el lenguaje encubre más de lo que muestra. Las palabras son usadas para no decir lo que en realidad parecen o pretenden decir. Veamos algunos ejemplos tomados al azar. Según los códigos modernos ya nadie se enferma sino que lucha contra la enfermedad. Lo que antes era ser víctima de síntomas determinados ha sido transformado por el pensamiento positivo en un combate divino y maravilloso. Todos saben que no es cierto. Y sin embargo así lo dicen. Tampoco se muere la gente. A lo sumo nos deja, fallece o se va al otro mundo -si es que existe-, o a otra vida o pasa a un nuevo estado llamado inmortalidad. No hay viejos en el siglo XXI. Sólo ancianos, gente de edad avanzada, o, a lo sumo, viejitas macanudas. Un trabajador ya no es echado o despedido del empleo. Ahora es desvinculado. Y todo sigue en esa línea de engaño grato y aceptado. Se llama amigo o amiga a una carita fantasmal que asoma en Facebook. Por suerte ya no hay soledad. Vivimos ahora en una feliz comunidad. Siempre que me necesites voy a estar ahí, mienten los nuevos amigos en las redes sociales o por mail. Ya no hay explotación del hombre por el hombre. Hay ganas de trabajar en equipo y formar parte de un lindo proyecto laboral. Tampoco hay revoluciones o lucha contra la opresión o disidencias. Hay terrorismo y debe ser combatido hasta el fin por la gente de bien. No importan los métodos. No importa siquiera saber si de verdad hay terrorismo en el mundo. Nadie está angustiado. Nadie está triste. Nadie tiene pensamientos sucios. La vida es hermosa y el amor es más fuerte. Este posteo podría seguir así hasta el infinito. Pero mejor parar acá. El lenguaje encubre más de lo que muestra.
L.

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