Una tal Helen Fisher -antropóloga estadounidense de 67 años que se ha hecho célebre como doctora amor- dice haber descubierto por qué nos atrae una persona y no otra. Lo dice en un libro que ya vendió millones de ejemplares y que se titula A quién amamos. Con la premisa todo es química en la mente Fisher menciona hormonas diversas como la serotonina, el estrógeno y la testosterona a la vez que investiga si los contrarios se atraen y los iguales se rechazan. Sus conclusiones coinciden con lo que piensa casi todo el mundo sobre la cuestión. Cuando “hay química” hay amor. Cuando "no hay química" la pasión fracasa. Muchos años antes de que Fisher naciera hubo un tal Sigmund Freud cuyos descubrimientos en ese terreno debieron interesar a la antropóloga al menos como punto de partida. Freud negaba con razón los valores de la química romántica o científica. Observó, en cambio, que amamos a una persona que secretamente evoca rasgos de otra que conocimos en la infancia o aún posteriormente. Esbozó una idea que no está de moda según la cual todo amor es un reconocimiento más que un conocimiento. La teoría está bien ilustrada por una canción de Silvio Rodríguez (Te conozco) y por la teoría del mito del escritor italiano Cesare Pavese según la cual las cosas se conocen por segunda vez. Hay una película que retoma esa idea. Amor a segunda vista, se llama.
L.
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