viernes, 28 de marzo de 2014

Decir menos

Hemos hablado demasiado y sin necesidad. Hemos hablado justo cuando debimos callar, tragar hasta el fondo las palabras que sobran, enmudecer por propia voluntad. No puede decirse todo a todo el mundo. Ese es el paso inicial. El segundo es hablar menos. Lo suficiente. Lo mínimo e indispensable. No decir para comunicar sino solamente para decir, para evocar, para poner si es preciso un punto final. Hemos expuesto el divino espectáculo de la soledad. Con eso hicimos una convocatoria exageradamente amplia y generosa. Decir menos y a menos personas. O no decir nada que sería lo mejor.
L.

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