jueves, 6 de marzo de 2014

Vida interior II

No hablamos de todo con todos. Hacerlo sería un error o una estupidez. Elegimos entonces al interlocutor adecuado. Y ni siquiera a esa persona le contamos todo lo que pensamos, soñamos o sentimos. Nadie nos puede obligar a la confesión total. O a decir toda la verdad. ¿Acaso existe semejante cosa? No existe. Hay verdades parciales que sólo compartimos con dos o tres personas dignas de escucharlas con atención. Con los demás ya se sabe. ¿Qué tal, cómo va todo, te fue bien en el verano, hubo lindo tiempo? Con eso bastará y sobrará. Las otras cosas, las que importan, sólo se comparten con la gente que importa. ¿Por qué? Porque no hablamos de todo con todos. Así como no compartimos la ropa interior mucho menos compartiremos la vida interior. Intimidad. No traicionarla nunca.
L. 

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