jueves, 20 de marzo de 2014

El baño

Acabo de leer en un diario que el cineasta argentino Manuel Antín pasó gran parte de su infancia en el baño. Los motivos son explicados por él mismo en una especie de autobiografía casera. El director de La cifra impar cuenta que su hogar familiar estaba lleno de gente y que por tal motivo él necesitaba aislarse para pensar, leer, no leer, no pensar, y, quién sabe, para otro montón de cosas que no vienen al caso. Visto así el baño podría ser considerado como un templo de meditación, placer, higiene, aislamiento sanador y creación artística. ¿Por qué no? Habrá que superar prejuicios y rendirse a la evidencia.

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