Dice poco y enmudece. Vuelve a hablar en voz muy baja. Abre una puerta y se va. Dibuja signos chinos en el aire. Irrumpe, despeja, provoca. Enciende una llama de curiosidad. No tiene ideas pero está dispuesto a tenerlas. Carece de planes. No quiere convencer a nadie. Hay algo que sabe y esconde. Llega al colmo de dar a sus alumnos la orden de atravesar un bosque cuya salida él mismo ignora.
L.
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