miércoles, 26 de marzo de 2014

Falta de tema

Habría menos locura en el mundo -menos guerras, menos crímenes pasionales, menos crueldad en los hogares y fuera de ellos, menos egoísmo- si la gente estuviera más ocupada, si masticara lentamente un tema propio, un asunto cualquiera, algún proyecto ligado al deseo que estimule a vivir y a hacer algo con la vida. No hablo en este caso del desempleo como problema social. Hablo del desempleo existencial, de la falta de metas, del vacío de pasiones que lleven a otras pasiones y empujen hacia adelante. Hablo de transitar experiencias propias y colectivas. Mucho mejor andarían las cosas si al margen de la mismidad surgieran otros temas. Y si a la estéril mirada del ombligo propio se uniera la simple observación de los otros y lo otro. El movimiento engendra movimiento. ¿No habrá llegado la hora de abrir todas y cada una de las ventanas?
L.

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