Hay ideas que dan paz y otras que molestan, perturban, alteran el equilibrio. Cada cual sabe bien cuáles son en su caso particular. Ni siquiera hace falta pensarlo demasiado. La idea de que todos vamos a morir es decididamente antipática. Sabemos también que el sol va a apagarse en alrededor de cinco mil años. Cuando se concrete el episodio será grave o muy grave. Porque junto a nuestra estrella más cercana se apagarán muchas otras cosas, entre ellas este blog, la Capilla Sixtina, la diputada chilena Camila Vallejo -la mujer más bella jamás creada- los cuadros de Van Gogh, los albergues transitorios, las tortas de chocolate, y, sin ir más lejos, toda la cultura humana. Es perturbadora la idea de que quienes decían amarnos dejen de hacerlo. O pensar que de pronto podemos quedarnos sin empleo. O la simple constatación de que la mentira atrae más a la gente que una verdad sencilla. Pesimismo en la idea entonces. Optimismo, entonces, de la voluntad. Es el lema que alguna vez lanzó al mundo Antonio Gramsci y que Suspendelviaje aprueba en todas sus partes.
L.
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