viernes, 7 de marzo de 2014

No hay error I


Suponemos a veces que en el pasado cometimos un error inicial. Atribuimos a esa falla todas las que siguieron. Un mensaje mal escrito determinó el alejamiento de alguien que amábamos. Eso nos molestó y entonces insistimos de manera doblemente errónea. La destinataria del mensaje hizo un viaje al exterior. Lo interpretamos como un alejamiento relacionado con nuestro mensaje erróneo. Decidimos entonces bombardearla con nuevos llamados por escrito y por teléfono. Una enfermedad nos alejó por un tiempo de la contienda. Atribuimos a esa dolencia la culpa por enfriar más las cosas. Y luego una mudanza, un vaso quebrado, el perro que ladró a destiempo, una lluvia inesperada. Y finalmente otra persona que surgió en escena. A continuación escribimos un último mail aún más torpe que los anteriores. La cadena expuesta es un perfecto ejemplo de neurosis paranoica. La teoría del error inicial es un error inicial.
L.

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