No hay tercera orilla en el amor. Tampoco en el río. Sólo hay dos. Se ama o no se ama. Una vez elegida la opción no hay términos medios. No hay tercera orilla en el curso turbulento y aciago. Se está de un lado o del otro. Como en las pequeñas y grandes batallas. Se elige un camino con todos los riesgos o se salta al otro lado. No valen acá los discursos, las buenas maneras, el diálogo reparador. Se ama o no se ama. Lo demás, por favor, que se lo coman todo y que sea ya.
L.
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