jueves, 6 de marzo de 2014
Flores del mal
Los muertos no pueden defenderse de los biógrafos, crueles y sabios cazadores que llegan después. Veamos si no el caso de Charles Baudelaire (1821-1867), ilustre entre los ilustres y desconocido entre los desconocidos. El autor de Las flores del mal, el fundador de la poesía moderna, padeció, al día siguiente de su muerte, las acusaciones más descabelladas. De pronto fue mujeriego, pornógrafo, libertino, drogón y mucho más. Ya es tiempo de poner las cosas en su sitio. El poeta vivió catorce años con la misma mujer, la célebre venus negra de la leyenda que ni siquiera era negra sino morena y clara. Y cuando esta mujer notable por su belleza enfermó y envejeció prematuramente, Baudelaire siguió ocupándose de ella hasta el último instante. Podría añadirse que al margen de la larga convivencia con venus, llamada en rigor Juana Duval, más un amor platónico, es decir, sin sexo, con una señora tímida y enamoradiza conocida como Sabatier, no existieron más episodios importantes en la vida sentimental del poeta. A estos dos casos se reduce el terrible libertinaje que todavía hace estremecer de horror o entusiasmo a los biógrafos. Como decía o diría Shakespeare...un solo grano de impureza hará de su noble sustancia motivo de escándalo.
L.
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