Agua rodeada de tierra, juncos, ramas quebradizas. El viento solar es hijo de la luna y hay voces que ensucian el aire. El aire es asombrosamente dulce. La brisa escribe en el agua. Las garzas erizan la piel y los juncos se curvan hasta el atardecer. En la torre abandonada soy vigía de naufragios imposibles. No hay barcos. Apenas un ahogado sin nombre que está bajo la tierra. La tierra es asombrosamente amarga. El cielo es un pozo. Quisiera hundirme en el centro de sus piernas. El humo de la boca no quiebra el sosiego. La isla. Burbuja de silencio en el desierto de los ruidos. Sueño parecido a un pájaro nervioso. La noche copula con la selva y la selva ronca el placer entre las cañas. Las cañas también se doblan/también dicen/ también mueren. Las luces callan. Todo es nube. Hasta la noche tiene cabellos recortados. La isla. El fin del mundo no la incluye. Y ninguna parte de su cuerpo se cansa de existir. La tierra y el agua nos rodean. La isla es un dios que vela por nosotros.
L.
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